martes, 9 de marzo de 2010

Apunte de climatología

El cielo está azul
la noche estrellada
luce el sol
luce la luna.
Las nubes, obstáculo de nuestro deleite.
El placer del día o de la noche abierta, está en ello, en que nos enfrenta al mayor misterio posible. Nos abre y nos lanza al mayor campo posible, elimina las barreras con lo infinito que hay por encima de nuestras cabezas, no hay referencia, no hay protección.
-¿Por qué disfrutamos cuando se disipan las nubes, cuando se nos enfrenta al infinito, cuando preferimos vivir en lógicas predeterminadas, si preferimos Alphaville a Freetown?
-Las nubes se erigen detonantes del miedo a no ver más allá, a quedarnos en lo mundano, en la inercia programática, dentro de acciones lógicas (¡maldita palabra!), diseñadas para un adecuado devenir social, que elimina las incógnitas, y reduce las acciones a la lógica del "Por qué/Para qué" del devenir productivo.
Este miedo/rechazo de la nube, se muestra como un "ruido secreto", que todos sentimos vibrar, pero por el cual no nos preguntamos.
De esta manera podemos seguir con nuestra bipolaridad: deseo, ansia de luz y rechazo de la pregunta, del error, del ensayo dirigido por la pasión, que no siempre anda parejo a la lógica, pero que sin duda nos acerca un poco más al sol.

Ya que a todos se nos quemarán las alas, ¡que sea lo mas cerca del sol!.

Una jornada particular, Ettore Scola (1977) por Lehior Bilbao

Sofía Loren.
Mastroianni.
La Italia del Ser, 6 de Mayo de 1938
Ama de casa, locutor, soldado, fascistas y patio de vecinos con loro volando.
Todo definido para que no se escape el gato. Pero siempre se da gato por liebre, porque no existe el gato, ni la liebre, solo la cazuela, a la que no se le quiere hacer caso, ni observar, solo decidir lo que se va a poner dentro de ella para poder decir: María, gracias a que somos Italianos hoy comemos Pato.
Esvásticas y contornos fijos.
Más vale ser cola de León que cabeza de Ratón, debieron pensar en las casas. Casas vacías para ir al Zoo y ver el único León que creían posible. Exótico, peligroso y enano. ¿Pero reconforta no tener que pensar ni decidir, verdad? Ser fan o morir. Siempre fue más fácil unirse a la causa que ser la causa. Sin necesidad de transitar por las tierras intermedias, sin necesidad del llanto propio, todo relegado a la imagen del reflejo superior,
¡Eso es vida!
¡Y que vida!
Una vida en la que las experiencias no valen nada, ya que eso difuminaría los contornos, ya que lo vivido por uno, es intransferible, y único es lo que activa, y eso, va en contra de la masa. Uno solo Es, en masa. Siendo uno de los millones de pelos que forman la “Cola de León”. La protección de ser parte de algo, nunca un entero difuso, atravesado por la experiencia. La lógica del etnólogo turista.
¡Eso no es vida!
¡Y que no vida!
Pero el juego sigue aun cuando las casas se vacían. Porque se han quedado atrapadas, dos soledades muy diferentes, que en el silencio del gran patio se encuentran gracias a un imitador. El único imitador valiente, ya que hace lo que necesita.
El pensar y la pasión, nos hace libres de las jaulas ajenas, aunque nos encierre en las propias, pero esto siempre será mejor. En el cara a cara es cuando los sentimientos nos pueden atravesar, cambiarnos, elevarnos y hacer que la masa huya, reducir su espacio y verlo todo con los ojos del artista, sin la generalidad, ni la vulgaridad, manchándonos las manos, y matando a los ideólogos, etnólogos y comisarios de despacho.
Todo es suficientemente complejo, hay que perderse, mancharse, volar…
¡La vida es un milagro!